TU YO REAL ESTÁ AL OTRO LADO DE LA IMAGEN IDEAL QUE QUIERES VER REFLEJADA EN TU ESPEJO.
Ella hace ya un tiempo que se ve diferente cuando se mira en el espejo. Le dice a sus amigas que no se reconoce y suele mencionar una frase que leyó hace mucho tiempo y se le quedó grabada a fuego… “soy la misma en el cuerpo de otra”. Y claro que es la misma, tiene ganas de salir, de aprender, de hacer cosas diferentes, de conocer gente, de ¡Vivir!. Pero en esos días en los que se para y se observa en su espejo le da bajón porque ve otra versión de sí misma y en este momento, no considera que sea la mejor. La forma de su cara ha variado, su piel no es tan tersa, su cuerpo no es el que era… Ella sigue maquillándose como habitualmente pero el resultado no es el mismo, no le gusta. Pero, ¿por qué antes se veía favorecida y ahora no si hace lo mismo?, no lo entiende y le disgusta.
Desde muy jovencita quiso dar una imagen cuidada y seria. Se compraba trajes de chaqueta porque le gustaba proyectar cierto aire ejecutivo, esto le daba seguridad y confianza y creía que de esta forma también la transmitía. Pero la realidad era que cuando se veía en una foto o en el espejo no se gustaba, no se reconocía. En cambio, ahora quiere vestirse más juvenil, más desenfadada, con camisetas básicas, pantalones toy-boy … pero tampoco se gusta cuando se ve. Siente que toda su vida ha “elegido mal”, siente que se ha perdido muchos años de gustarse. Le pasaba mucho con la ropa que compraba, ha querido ser siempre algo que en realidad no iba con ella y aunque mentalmente se lo repetía constantemente: “compra lo que te gusta, no importa que sea un poco más caro, es mejor que tengas menos y te llene a que tengas más que al final no te satisface y acabas por no usarlo”. No fue capaz de cambiar esta dinámica a lo largo de los años porque creía que no se merecía gastar dinero en ella misma y además se sentía culpable si la prenda se pasaba un poco de lo que ella solía invertir en ropa, pensaba que “total, tampoco tenía tanta vida social como para hacer esa inversión”. Y acababa comprando la blusa que sí, le gustaba, pero que después de ponerla tres veces ya no le «chistaba», o el pantalón que no acababa de sentarle bien pero bueno, como había sido barato y hacía la misma función que el caro… y así, cuando todas las mañanas iba a vestirse , «no tenía nada que ponerse”, no le gustaba lo que tenía, tenía la sensación de haberlo puesto ya muchas veces aunque no fuese así, que era ropa sin gracia, muy del montón.
¿POR QUÉ NO ME PONGO LO QUE REALMENTE ME HACE SENTIR BIEN?
Le encantaría usar sombrero pero nunca se decidió a hacerlo porque temía hacer el ridículo, porque creía que la juzgarían como rara, que se reirían de ella, que parecería estrafalaria… Creía que no sabría andar por la calle si llevaba puesto un sombrero, algo tan simple y que para ella era otra frustración.
Siempre supo y tuvo claro que estilo le gustaba pero rara vez se vestía así, de vez en cuando tenía alguna prenda de la que estaba orgullosa y se veía genial con ella pero eran las menos. Cuánto admiraba lo que veía en otras chicas que con prendas sencillas estaban super monas, ¿por qué ella no conseguía verse así?
Además, ahora se sumaban los cambios físicos que iba descubriendo en sí misma, le afectaban psicológicamente porque el tiempo parecía haberse echado encima sin haber sido como ella quería ser. Lo sentía como una losa que le provocaba incluso ansiedad y aunque por supuesto era joven ya empezaba a obsesionarse con que había empezado el camino hacia la mediana edad… “¡nooo, ahora que estoy dispuesta a cambiar, a tomar mejores decisiones, a comprar lo que realmente me gusta y puedo permitírmelo, ya no voy a comprar por comprar, no voy a querer algo realmente y conformarme con algo parecido…!”
Tranquila, no importa la edad, importa la decisión que has tomado y que ahora vas a ser firme con ella. Qué importa el tiempo que haya pasado, qué importa que siempre hayas tenido esa pequeña lucha interna con tu imagen, qué importa que siempre hayas querido ser de otra forma por dentro y por fuera, qué importa si ahora sí lo vas a lograr.
TU YO REAL
Nuestra vida evoluciona por etapas y no pasa nada por no haber tomado las decisiones que hubieses querido y que te faltó empuje para tomar, importa que ahora sí lo vas a hacer. Ahora sí vas a ser, vestir, comportarte, y vivir como siempre supiste que debías hacerlo. Ahora vas a dejar de desear ser otra persona, ya no vas a pensar en cómo sería tu yo ideal porque no te representa a ti, representa tus deseos, tus comparaciones con otras personas, representa lo que ves en otra mujer y te gusta, pero en ella. Tú eres otra persona y tú tienes tu yo real, el que te define, el que cumple tus expectativas, el que se basa en tus valores, el que satisface tus necesidades, que no tus deseos… el que nace de tu interior, de tus principios, de tus fortalezas, de tus capacidades… y se manifiesta en tu exterior para proyectar al mundo todo tu potencial, tu verdadera esencia, la que sabe lo que quiere y va a por ello con honestidad. Ahora te verás reflejada en el lado bueno de tu espejo, no en el lado oscuro de los deseos insatisfechos, de las “envidias” por ser otra, en el lado oscuro de un ideal que en realidad es un lastre, una máscara.
Aprendió a observarse en el espejo con respeto y cariño, a asumir sus cambios, a ser consciente de que si el tiempo había pasado era porque simplemente ya lo había vivido, más o menos acorde a sus principios pero vivido al fin y al cabo. Se dijo a sí misma que el tiempo dura igual para todas, la diferencia la marcan nuestras prioridades y nuestras acciones y ahora ella estaba dispuesta a tomar las manillas del reloj a su favor. Asumió que para lo que hasta ahora le había funcionado, como el maquillaje ¿os acordáis?, ahora tenía que cambiar su técnica porque su rostro había cambiado y aceptó que estaba bien, que era lógico. Ya no lo percibía como un drama y volvió a verse bien, porque supo lo que tenía que hacer para seguir poniéndose guapa aunque fuese de forma diferente. Aprendió que lo bonito es evolucionar, crecer, cambiar, sí !!, incluso poco a poco envejecer y embellecer, a no quedarse estancada por miedo, por vergüenza, por no creerse valiosa, por creer que no tenía nada que aportar. Reconoció que era Única en el mundo.
Por fin, hizo lo que siempre se había repetido una y otra vez, ya sólo compraba lo que realmente necesitaba y sobre todo, aquello que le sacaba una sonrisa al mirarse en el espejo y decir ¡ SI SI SI SI!!!Su armario tenía más sitio libre y era bonito, con los colores que le favorecían, las formas que le sentaban bien y los diseños que a ella le hacían sentirse a gusto con ella misma. Y por si fuera poco, el orden y la armonía también se instaló en su cabeza, así, como por arte de magia.
Aprendió a conocerse interiormente y a potenciar sus valores y sus aspectos positivos, aprendió a conectar con sus objetivos desde su interior para proyectarlos en el exterior con su Yo Real, con su Imagen Fortalecedora, conociendo sus auténticas necesidades y sabiendo cómo abordarlas. Aprendió a trabajar con sus creencias limitantes, las que desde uno u otro frente le inculcaron desde niña y le hicieron actuar de forma que no era coherente con ella misma, por eso, desde que recordaba, siempre había querido cambiar, ser otra, ser como otras niñas que ella consideraba “ideales”, era casi una obsesión y por supuesto una frustración porque no conseguía hacerlo. ¿Cómo iba a hacerlo si pretendía ser alguien que no era porque creía que había algo malo con ella?.
Aprendió que sólo conociendo los aspectos negativos de su personalidad, sus pequeñas o grandes “miserias”, podía aceptarlas y asumirlas como parte suya. También supo de una vez por todas que no la definían y aprendió a ignorar los estereotipos y etiquetas con los que había convivido. Aprendió a verse bien, a sentirse a gusto en su piel, a gustarse, a expresarse a través de su imagen.
Por fin se dio cuenta de que no importa la edad, el tiempo que haya pasado, lo que haya hecho o dejado de hacer… se dio cuenta de que Ella siempre ha estado ahí esperando a Manifestarse y que éste… es tan buen momento como otro cualquiera…

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